Museo Violeta Parra

La semana pasada viajé de manera express a Santiago y aproveché a concho los cuatro días que estuve allá, llenándome de amor, amigos, comida y muchas otras cosas. 

Hace un tiempo me había enterado de la inauguración del museo de Violeta Parra y tenía muchísimas ganas de ir, porque encuentro que Violeta fue una mujer admirable y que me inspira muchísimo artísticamente. Si hay alguien con quién siento una extraña conexión astística-creadora es con ella y su obra me emociona de una forma que es difícil describir. Lo que ella fue se aleja totalmente de cualquier concepto de glamour o moda, sin embargo, fue una mujer rupturista que se opuso a los cánones de su época y creó sus propios moldes y reglas, recogiendo sobre todo la identidad campesina del siglo XX de Chile. 

El museo se inauguró este año y la entrada es gratuita hasta fin de año (¡aprovechen!). La arquitectura del museo es moderna, siendo el edificio de cemento, pero sus formas se suavizan con curvas que evocan la guitarra de Violeta. El museo tiene dos pisos  por los que es fácil moverse y al entrar se llega a una especie de hall donde reciben a los visitantes y explican la forma en la que ha de ser recorrido el espacio. 

Esto es lo que uno ve cuando entra al recinto, Ubicado en la Calle Vicuña Mackena. Habían banderines de pajaritos y el muro de la izquierda estaba empapelado con afiches en los que se leen los poemas y canciones escritos por Violeta.

Click para escuchar: Gracias a la vida, Volver a los diecisiete

La jardinera

El recorrido comienza subiendo por un plano inclinado hacia el segundo piso. Mientras uno sube, se puede ir leyendo en cada pilar un verso de un poema que Nicanor Parra escribió a Violeta llamado "Defensa de Violeta Parra" y que resume bellamente todo aquello que fue.  Luego se llega a una sala en la que se proyecta un pequeño documental que habla sobre su obra plástica, especialmente sus pinturas y trabajos en papel maché. Luego se llega al primer salón donde se exhiben obras originales bordadas y pintadas y diversos objetos relevantes, tales como un guitarrón, un cuaderno donde está escrito un borrador de la canción "gracias a la vida" y también un célebre afiche bordado que realizó para su exposición en el museo del Louvre. Violeta Parra fue la primera persona de nacionalidad chilena en exponer en ese museo.

Puño y letra de Violeta. Mirar esto fue muy emocionante.

En total son dos salones donde se muestran objetos, bordados y pinturas ordenados cronológicamente, explicando su proceso creativo y aquellos aspectos de la vida que le servían de inspiración. Del segundo salón no tengo muchas fotos, sólo la que está acá abajo y que es parte de un cuadro cuyo título no recuerdo (sorry about it) pero que estaba relacionado con la guerra. Encontré muy bello lo que muestra la fotografía... la interpretación que se me vino a la mente fue que en los peores momentos, tales como una guerra, todos seguimos teniendo nuestras propias ideas y convicciones, representadas por cada árbol que crece desde la cabeza de las personas y que también cada uno tiene cosas distintas que proteger, representadas por los pajaritos que sostienen en los brazos. 

La última parte de la exposición era un salón-pasillo en el cual se erguían varios troncos de árboles y en el muro habían pegados discos de vinilo que indicaban diferentes canciones compuestas por Violeta. Cuando llegué a esa parte del museo no había nadie cerca de los árboles. Me acerqué a uno y sentí una especie de vibración y me di cuenta de que al interior de estos árboles sonaba la música que indicaba el disco pero sólo era audible pegando los oídos a la corteza. De las personas que iban con nosotros, nadie se había percatado del sentido de esta parte de la exposición, pero después de que abracé a los árboles para escuchar la música mucha gente comenzó a hacer lo mismo (jaja me sentí bacán). Me pareció muy bella la idea de tener que "abrazar un árbol" para oír el canto y la música. Un aplauso para quienquiera que haya sido la mente maestra. 

Después de recorrer el museo, con mi pololo pasamos al café del museo y nos tomamos unos jugos naturales deliciosos más torta y cheesecake. La atención fue excelente, por lo que recomiendo mucho el lugar si se necesita subir un poquito los niveles de azúcar.

En conclusión me gustó el museo, aunque creo que la cantidad de cosas que se exponen no le hacen justicia a la vasta obra de Violeta Parra. Creo que faltó generar una conexión emocional más profunda con la mujer que fue y quizás mostrar de una forma más gráfica y directa su historia familiar, sus fuentes de inspiración, sus dolores (no de forma morbosa, evidentemente) y quizás también el contexto histórico-político que se vivía mientras Violeta se desarrollaba como artista.  De todas formas me imagino que es un trabajo en progreso, ya que el museo es muy nuevo. 

Recomiendo totalmente darse una vuelta, ¡y aprovechen que por ahora es gratis! Violeta Parra es una de esas personas que seguirá siempre vigente en la historia de nuestro país y del arte latinoamericano, ya que influyó y sigue influyendo en la creación artística (plástica, literaria, musical) de nuestras latitudes. Le declaro mi cariño y admiración eterna, su legado es uno que merece ser perpetuado y que refleja con belleza, sencillez y honestidad las verdades, los dolores y los colores de nuestra historia y nuestra identidad. 

Mural que hay a la entrada del museo.

María Luisa.