Lo básico.



Yo solía escribir, pero algunos sucesos pseudo desafortunados relegaron mis momentos de tipeo solitario prácticamente a la inexistencia. Planeo revivirlos, traerlos de nuevo a la inmaterialidad informática para que vuelvan a ser ( y a nacer). 

Estudié derecho tres años en la Universidad de Chile y me iba bien, sin embargo elegí mal. Después de un año y medio de infinidades de lecturas, leyes y códigos absolutamente azules comencé a darme cuenta de tal hecho. Porque sí, era un hecho, aunque tal claridad sólo llegó a mi mente en Noviembre de 2014 en pleno período de pruebas. Y así, de golpe, con lágrimas, taquicardia, somatizaciones y angustias lo supe. 
Había fracasado.
Había elegido mal. 
No podía seguir estudiando derecho. 
Me estaba haciendo daño a mí misma. Mucho daño. 

Entonces, luego de una vida tranquila, con más éxitos que derrotas, siempre tratando de calcularlo todo y a mis 21 años me vi varada  como una ballena en la mitad del camino. Y tuve que asumirlo, que abrazarlo, que contentarme. Me negué a mi misma por un tiempo largo. Racionalicé miedos y creí que eran verdades. Los consejos de papás/mamás/tíos/desconocidos habladores influyen harto cuando tienes 18 años, no sabes qué hacer con tu vida y te dicen que una prueba de alternativas es lo más importante que ha de sucederte en el curso de tu existencia. 

Pero eso ya terminó. Dejé la carrera, pero como la divina certeza llegó a mi demasiado tarde, no alcancé a inscribirme para rendir la prueba de ingreso 2015, de forma que aquí estoy yo de nuevo en el sur de Chile viviendo con mis papás, con un año entero por delante en el que espero reconciliarme conmigo misma (entre otras cosas). 

Este escrito tiene un tono triste ácido, tragicómico, sin embargo, lo cierto es que yo no estoy triste. Algo que no me gustaba consumió mi energía por demasiado tiempo y al fin siento que soy humanamente libre (dentro de lo posible). Tengo esa sensación que deja el hecho de estar haciendo las cosas bien, y eso me alegra. No me importan los juicios ni las opiniones de los demás, porque tengo certezas. Certezas de esas que no salen en ningún informe científico pero que uno sabe que son verdad. De forma que de eso se trata este año y este blog. De dejar atrás aquello e irme rescatando, de volver a hacer cosas que me gustaban, pero que abandoné porque no tenía tiempo o ganas. No importa si no tienen mucho sentido o carecen de relevancia. Para mí serán importantes, y espero no dejar de escribir porque antes de entrar a la universidad era una de las pocas cosas que me hacía indudablemente feliz. 


2 comentarios

  1. Eres entera de valiente, loca. Suerte en este año que se viene :)

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  2. Llego de casualidad y voy leyendo... Resuena sinceridad y descubrimiento. De eso se trata. Y que vengan muchos fracasos más si cada uno lleva a acordarte de ti misma.

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María Luisa Aburto. Con la tecnología de Blogger.
© Algo que parece un fracaso
Maira Gall