La razón está equivocada.

María Luisa, 21 años. 

Cómo creo que soy: (y cómo la gente cree que soy)

Racional: 90%

Emocional: 10%

Cómo soy de verdad: 

Racional: 40%

Emocional: 60%

Y no es que trate de aparentar algo que no soy, sino que simplemente el auto descubrimiento ha sido todo un tema para mí. Creo que debo aceptar que soy un ser hípersensible, pero la gente no podría afirmarlo (probablemente ni siquiera mis amigas/os cercanos), porque no me muestro exteriormente como tal. 

Siempre soy racional y sarcástica, no sé como reaccionar cuando alguien me muestra sus verdaderos sentimientos y soy definitivamente la peor persona para acompañar a alguien que necesita consuelo. No es que no quiera expresarme, sino que no sé cómo. Siempre he sido "María Luisa" la niña fría, pero no, en verdad no. En verdad casi todo me produce sentimientos profundos. Mis sentimientos más profundos son en general la duda, la pena y el respeto, pero hay tal nivel de disociación en mi cerebro que lo racional prima porque creo que inconscientemente he optado por ignorar lo emocional. No tengo idea si es un medio de defensa en relación a algún suceso determinado de mi vida, o si me estoy inventando todo esto, pero tengo la certeza de que pretender ser tan racional y ahogar mis sentimientos no me ha llevado a buenos puertos y siento que aceptar el ser blandengue que hay en mí es estrictamente necesario pero también aterrador. María Luisa enfrentada a sus sentimientos, como Harry Potter frente al espejo de Erised: terreno inexplorado.  

Definitivamente mi mejor herramienta en este entierro interminable de emociones ha sido la evasión; soy experta. Experta en olvidarme a mí misma en cualquier cosa, experta en ocuparme en cualquier cosa con tal de dejar de sentir y de pensar, sin embargo debo aceptar que estoy aburrida y que siento que es tiempo de ponerme seria conmigo misma: evadir es como abandonarse, y sencillamente creo que ningún ser humano sensato debe permitirse el auto abandono.