Fotos Análogas 1

El 2011 en Perú adquirí una cámara análoga (Minolta XG1). Fue una compra relativamente espontánea, ya que apareció de la nada frente a mis ojos. En esa época yo era más o menos fanática de Tumblr y me encantaban las fotos análogas, así que cuando tuve la oportunidad de poder sacarlas yo misma, fue un momento muy emocionante. Problema importante: no tenía ni la más remota idea de cómo usar la bendita cámara, porque no es llegar y apretar el botoncito, ya que hasta abrir el artefacto para instalar el rollo es todo un proceso. Sin embargo, nunca dejaré de creer en el dicho "echando a perder se aprende", así que inauguré mi cámara en Machu Picchu. La verdad es que hay como 3 fotos decentes. Si bien en todas se distingue la imagen, los niveles de luz, saturación del color, y ruido... (puntos suspensivos infinitos)

Durante todo el 2011 seguí sacando bastantes fotos, sin embargo, al entrar a la universidad el 2012 dejé de hacerlo (así como también dejé de hacer la mayoría de las cosas que de verdad me gustaban). Lo que me cautivó de este tipo de fotos, es que son pedazos de memoria tangibles. Son recuerdos impresos de forma rectangular que se pueden guardar en cualquier lugar y sacarlos cuando surja la melancolía o la necesidad de revivir algo. 

Es un proceso que ha quedado opacado por la selfie, el selfie stick y todos esos inventos del diablo. Yo no renunciaré a la emoción que se siente cuando uno va a buscar las fotos reveladas sin saber qué se encontrará, ni tampoco a esos momentos en los que la gente se reúne no en torno a una pantalla, sino en torno a un álbum de fotos, con el sólo propósito de recordar.

En este primer grupo de fotos, dejo algunas del último año que estuve en el colegio. Si bien las fotos tienen millones de fallas técnicas, me traen muy buenos recuerdos y siempre disfruto mirarlas. Las guardaré hasta que sea una anciana. 

 Mi curso era el más desastroso de los cuartos medios. Fieles a nuestro carácter, nos propusimos coleccionar las cajitas de jugo y leche vacías, y ponerlas sobre el pizarron, y también pegarlas en la pared. 

 Una foto del colegio que probablemente ejecuté muy mal y quedó con un efecto raro por el sol. Me gusta mucho, por lo mismo que es defectuosa.

El colegio era muy misterioso y tenía estos agujeros que daban a las ventanas del sótano (al que nunca pudimos entrar).

Cara de sueño infinito. Yo soy la tercera, de izquierda a derecha. Me gusta mucho la calidez de esta foto.

Teníamos 18 años (sí.) Éramos bastante felices.

Clases en el patio, con guitarras.

Siguen las cajitas. Ese triángulo llegó hasta el piso, hasta que un día la inspectora general llegó a nuestra sala y las sacó todas (tristeza infinita).

Esta es la parte de arriba de una escalera que bajaba todos los días a la salida del colegio. Me gusta como se ven los árboles y al fondo el mar. 

Me he propuesto volver a sacar fotos, aunque sean mediocres. Lo primero que tengo qur hacer es revelar el único rollo de fotos que saqué el 2012. Ha estado casi 3 años guardado, y ya ni me acuerdo que tipo de fotos puede haber ahí. Creo que será una linda sorpresa. 

 María Luisa.