La ventana de aluminio

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Hoy, viernes 12 de junio a las 5:40 de la madrugada, casi entran a robar a mi casa. Básicamente se robaron algo: parte de la ventana principal que da al antejardín.

Estaba sola en mi casa, porque mis padres estaban en el campo. Por lo general no me molestaba o asustaba quedarme sola, ya que no tiendo a pensar que cosas malas pueden suceder, ni me sugestiono imaginándome calamidades. Me había dormido tarde, como a las 3 de la mañana, así que no se si puedo decir que estaba profundamente dormida cuando escuché un montón de leña desmoronarse, luego un ruido sordo de "desprendimiento" o "destape" y finalmente más leña cayendo.

Me levanté super aturdida y fui a ver a través de la ventana del segundo piso que da a la calle, y veo un hombre saliendo de mi jardín con algo bajo el  brazo mientras otro en la mitad de la calle le gritaba que se apurase. Salieron corriendo en la oscuridad de la noche. Yo estaba muy austada, pero de todas formas bajé al primer piso a ver que había pasado. La lógica me decía que no era probable que hubiesen entrado a mi casa, había transcurrido muy poco tiempo. 

Cuando estuve en el primer piso, encendí todas las luces y no encontré nada distinto. Estaba temblando de susto y sabía que tenía que avisar a alguien pero estaba muy aturdida. Comencé a mirar, y corrí las cortinas para asomarme por la ventana cuando descubrí que... NO HABÍA VENTANA. Es decir, faltaba un tercio completo (marco y vidrio fueron arrancados profesionalmente de un tirón) de la ventana, la cual es de las típicas de aluminio que se deslizan de un lado a otro para abrirse (como ésta). Oh Sh*t. Estaba sola en mi casa, con delincuentes dando vueltas y un hoyo gigante por el que entraba fácilmente cualquier persona de tamaño adulto. 

No sabía si llamar primero a carabineros, a mis vecinos o a mis padres. ¡Carabineros! dijo una voz en mi cabeza. Mis manos tiritonas no ayudaban mucho, y para más remate el "plan cuadrante" decia que el celular estaba fuera de servicio. El plan cuadrante es un sistema de seguridad en el cual uno tiene el teléfono específico de los carabineros a los que se ha asignado el patruyaje del sector en el que uno vive. ¡Y TENÍAN EL TELÉFONO FUERA DE SERVICIO! Calma, calma, calma. Terminé llamando al 133, y tuve que repetir mi dirección 5 veces para que la persona de la línea fuera capaz de anotarla. No sé si habré gritado o sonado irrespetuosa, pero no estaba en condiciones de controlarme. 

Luego de llamar a carabineros, llamé a un vecino y me dijo que él también había sentido el ruido, y que había visto a los tipos arrancando, de hecho, la ventana había quedado botada en el antejardín de otro vecino. Me dijo que me calmara, y que él y su mujer estaban atentos por si algo más sucedía mientras llegaba la policía. Llamé a mis padres y les dije que vinieran. En ese momento sólo podía sentirme como una niña asustada que estaba sola en su casa sin ventanas. 

Al final no pasó nada terrible. Llegaron los carabineros, recogieron la ventana, la cual estaba intacta, me ayudaron a colocarla nuevamente en su sitio, tomaron mis datos y nada más. Yo les pregunté si había otro tipo de procedimiento y me dijeron que no. No sé si eso será verdad. Luego vino mi vecino a ver si estaba bien y al poco rato llegaron mis padres y una tía. Claramente deberemos incrementar los niveles de seguridad e instalar barrotes en las ventanas o algo (hola casa-cárcel). 

Lo que me da rabia, es que estos delincuentes eran jóvenes y sanos, con total integridad para trabajar, sin embargo, algo sucede que hace que robar sea una opción más tentadora. Si bien en ese momento tenía ganas de partir la cabeza de quién fuera con un palo gigante, cuando se me calmaron los ánimos pensaba en lo complicado que es hoy en día definir la dignidad. "El tabajo dignifica", dicen muchos, pero la verdad en Chile el sueldo mínimo no dignifica a nadie, y eso sumado a otros problemas, como el culto hacia lo material, hacia objetos como un televisor o un celular, no ayudan mucho.

También fue doloroso, y muy gráfico el que "sacaran un trozo de mi casa", y no quiero hacer enfásis en la propiedad privada ni el discurso liberal ("¡que se pudran en la cárcel!"), sino en la violación a un espacio que nos pertenece porque acoge nuestra historia, nuestro crecimiento, nuestras rutinas, porque está diseñado a nuestra dinámica personal y familiar, y de repente de la nada, algo se descalabra y hay que cambiar un montón de cosas, sólo por el miedo. En mi casa, honestamente, no hay muchas cosas que robar. No tenemos auto, nada de último diseño, ni joyas, etc. No creo que a los delincuentes les interesen los libros, ni las antigüedades de mi mamá, pero aun así, estuve expuesta a que tres hombres entraran a mi casa mientras estaba sola, y la historia podría haber sido bien distinta a lo que en realidad fue. Al final queda agradecer que todos (incluída la ventana) estamos relativamente bien. 

María Luisa.